La necesidad de dar expresión a una visión total a través de los elementos de la luz, del color y del ritmo viene naturalmente al maestro caribeño Sacha Tebó. Respectado desde mucho tiempo como un portavoz importante del arte caribeño, el artista haitiano Tebó, para crear sus obras distintivas, aporta la experiencia de la arquitectura, del dibujo, de la pintura, y de la escultura a su exploración de la forma, como también el conocimiento que resulta del vivir en muchos lugares distintos. Informado por una dedicación intelectual y conceptual a su ambiente caribeño y su herencia artística y espiritual, él traduce fácilmente los matices de estética rítmica a sus pinturas y esculturas. Se encuentran reconocibles elementos evocadores de los herrajes haitianos, de los petroglifos del pueblo indígena de las islas, y de las esculturas y telas africanas, el todo combinado en formas de arte que rinden homenaje a la rica mezcla sintética que constituye el alma del Caribe. Sus obras más recientes reflejan esta herencia y la importancia para el pueblo de la naturaleza, así capturando su ritmo, luz, y color en dibujos espontáneos y enérgicos que forman la esencia de su pintura y escultura.
Sacha Tebó se concentra sobre pinturas planas, estableciendo diseños y ritmos visuales de formas relacionados con el arte de culturas indígenas. Encuentra una consonancia con este arte en una visión compartida del significado de la naturaleza, de la fragilidad y tenuidad de la vida, y en la necesidad de reconocer esta realidad en sus complejas fuentes mitológicas y rituales. La apariencia sencilla de ciertas formas -caballos, figuras, pájaros, y otros animales- era también una manera de simbolizar su poder ilimitado para el pueblo indígena. Las imágenes que crea toman una calidad pictográfica como formas abstractas simplificadas que implican un significado que va más allá de la pintura literal. Indefinidas y variadas, sus combinaciones proporcionan un eslabón con el medio, sea pintura, metal, o madera, y podrían ser caóticas o sosegadas. La naturaleza exhibe las mismas tendencias, aunque muchas personas que habitan los miles de islas del Caribe ya no están conscientes de su ambiente, de los mares azules, de los cielos tropicales, y de la exótica de las plantas y de los animales. Las obras de Tebó son actos de renovación y de consciencia, con intención de capturar el movimiento omnipresente del mar, de las nubes y ríos, y de la cadencia de la vida. Lo hace a través de representaciones libremente caligráficas cuya significación depende de la creencia y aceptación del espectador para ver debajo de la superficie y buscar lo esencial.
Para Sacha Tebó, el arte es el lenguaje del espíritu, y símbolos privados emergen para los que quieren interpretar su significado. Para otros, sus pinturas y esculturas pueden representar la visión total: o sea la luz, el color, y el ritmo que es el Caribe.
Carol Damián
Florida Internacional University
Miami, octubre del 2003